¡Yo no seré como Lot!
Podemos trabajar intencionalmente para construir familias saludables, fundadas en La Roca, es decir, en Jesucristo.
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«Si no veo en sus manos la señal de los clavos y meto mi dedo en el lugar de los clavos y mi mano en su costado, no creeré». Estas fueron las palabras del apóstol Tomás cuando sus amigos le dijeron que habían visto al Señor resucitado. Jesucristo, comprendiendo a Tomás, se presentó ante él para desvanecer su incredulidad. Después de esto, Tomás acabó por hacer una de las confesiones más grandiosas y profundas del Evangelio de Juan: «¡Señor mío y Dios mío!». Te invitamos a escuchar más sobre este fascinante relato.
Podemos trabajar intencionalmente para construir familias saludables, fundadas en La Roca, es decir, en Jesucristo.
Jesús nos invita a llevar su liviana carga en lugar de sobrecargar a las personas cansadas con conceptos sin consuelo y empatía.
Examinar el ministerio de Jesús provee una brújula firme en un mundo de saturación mediática y subjetividad.
La victoria de Cristo en el Getsemaní y en la cruz muestran en la resurrección el realce total y el poder victorioso sobre los poderes de este mundo.