Paternidad del corazón
«El ser padre ha hecho muchísimo más por mí y mi relación con Dios que lo que jamás yo podría hacer por mis hijos. ¡Solo esto es más que suficiente para afirmar que la paternidad es una bendición inmensurable!».
«El ser padre ha hecho muchísimo más por mí y mi relación con Dios que lo que jamás yo podría hacer por mis hijos. ¡Solo esto es más que suficiente para afirmar que la paternidad es una bendición inmensurable!».
Aunque se piense que las mujeres son una pieza clave en el hogar, se cree necesario indicar que la influencia que tiene un padre es innegable. De hecho, la ausencia de este acarrea graves consecuencias, las cuales pagará la hija desde la niñez hasta la edad adulta.
Sin embargo, ser padres es un llamado mucho más grande y profundo: es el llamado a mostrar el amor de Dios a los hijos que él nos dio para criar.
Los niños nacen. Como la luz del sol en una mañana de verano, ellos limpian y cauterizan las heridas de nuestro corazón: sus ojos limpian los nuestros. Pero no mágicamente. Cuando nazca tu niño, hazte niño y crece con él. Es una segunda vida, una segunda oportunidad, una bendición, una verdadera redención.
Las madres damos todo por nuestros hijos, aun desde la etapa de gestación. Con la maternidad la vida cambia totalmente, y eso está bien, es parte de aceptar ese regalo inmerecido de dar vida. Al Señor le plació dar vida a través de mujeres imperfectas y pecadoras que, aunque creadas a su imagen, necesitan redención y salvación.
La verdadera paternidad es intencional y comprometida. Es decir, los padres intencionales son los que reflejan la actitud de Manoa: tratan de descubrir cuál es la tarea asignada por Dios y se esfuerzan por cumplirla al pie de la letra.
La importancia del cuidado y protección de la familia: En Jesús, este jefe de la sinagoga encontró al Salvador que buscaba, al único que puede transformar la muerte en vida. Nosotros como papás debemos de llevar a nuestros hijos a los pies del Hijo, confiando en que él los cuidará y sanará en toda situación.
El privilegio, ventura y responsabilidad de ser padre… La familia es el lugar, sin duda alguna, donde se enseñan e inculcan los principios y valores éticos judeocristianos. Dentro de esta, los padres son los principales encargados de instruir y enseñar a los hijos los caminos de Yahvé.
¿Para quién es un problema la familia tradicional? Debido a los fundamentos judeocristianos que esta implica, la familia tradicional es un problema para la sociedad humanista secular, la cual está intentando imponer, por todos los medios a su alcance, un modelo de familia acorde a su cosmovisión.
A través de estas valientes y firmes palabras, la madre de Jesús se constituye en el elemento humano que hizo posible ese primer momento para que lo divino descendiera hasta lo humano y a la humanidad entera.