El drama de la crucifixión
Para muchos filósofos y escépticos aquí está el problema: ¿encarnarse para morir? ¡Qué contradicción! ¡Mísera esperanza! Sin embargo, el Dios encarnado, Jesús, no solo entra en contacto con la humanidad sufriente de forma especial, sino que al mismo tiempo sufre, experimenta en su ser la realidad del dolor, creando (noten, otra vez, el acto creativo y libre) una comunión e identificación sin comparación.