Por tanto, estimado lector, esté usted de acuerdo o no con las propuestas de Martín Lutero, nadie puede negar que la labor intelectual y espiritual del profesor de Wittemberg lo han hecho posicionarse, como diría Karl Jasper, en esos “hombres decisivos de la historia de la humanidad.”
Con el pasar del tiempo la “Reforma Protestante” trajo consigo una brisa fresca de libertad de conciencia y acceso directo a la Palabra de Dios que se vio reflejada en el desarrollo de una visión bíblica del trabajo, las ciencias, la educación, la supremacía de la ley, del servicio público y la división de poderes, de los bienes materiales e inclusive del arte. Todo esto decantó en una auténtica revolución cultural, social y espiritual que puso fin al paradigma medieval y dio inicio a la Edad Moderna. Y así, la Reforma, fue un antecedente necesario para la Ilustración, en especial la escocesa.
De hecho, reitero, la tradución de la Biblia por parte de Martín Lutero al idioma alemán, provocó que la gente común y corriente aprendiera a leer y pensar, además de disfrutar la lectura de las Sagradas Escrituras en su propio idioma.
No podemos olvidarnos que la herencia de la Reforma, con sus luces y sus sombras, constituyen la base histórica de la Iglesia Evangélica el día de hoy.
Por eso, quisiera motivar al Pueblo de Dios a que este 31 de octubre se den el tiempo de conocer y reflexionar sobre el legado de la Reforma Protestante para la misión de la Iglesia de hoy.
No se olvide, como muy bien expresó el filósofo y novelista español Jorge Santayana: “Aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo…”. Y, además, las preguntas que le hacemos al pasado, determinan nuestro presente y nos perfila para un futuro marcado con la esperanza del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo.
* Publicado originalmente en el Blog del Canal 27 de Guatemala.
Foto: https://www.nationalgeographic.es/video/tv/historia-101-la-reforma-protestante
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