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Ser cristiano…

¿Ama a Jesús con todo su corazón? “Si me amáis, guardad mis mandamientos.” (Juan 14:15). Amar a Dios con todo nuestro corazón va más allá de una confesión con nuestros labios. Amar a Dios significa amar su esencia, amar su autoridad. Significa amar todo lo que Él ama y aborrecer todo lo que Él aborrece. 

I

Ser cristiano no es un título que se obtiene, tampoco una marca que se adquiere. Ser cristiano significa seguir a Cristo como resultado de un encuentro personal con Él, reconociéndolo como nuestro Señor y Salvador. Ser cristiano representa una responsabilidad enorme, pero que no puede compararse con el privilegio que tenemos de haber sido llamados y escogidos por Dios para formar parte de su pueblo y de su familia. Ser cristiano significa que hemos tomado la decisión de seguir a Jesús cumpliendo con sus mandamientos y ordenanzas, entendiendo que no es una opción sino una decisión voluntaria y hasta la muerte.  

II

Ser cristiano es el llamado que tenemos a colaborar con Jesús para establecer su Reino en esta tierra, lo que significa que depende de nosotros, su Iglesia, el instaurar una nueva manera de vivir en este mundo; un nuevo gobierno. Esto de ser cristiano se trata de representar fielmente a Aquel que gobierna nuestra vida y, así, poner el fundamento para que ese Reino pueda gobernar en nuestro entorno. Ser cristiano significa entender que no hemos sido llamados a “agregar un poco de Dios” a nuestra cultura, sino que nuestra función es hacer de Dios el Rey supremo en nuestra cultura (Mateo 28: 19-20).  

Ser cristiano significa que entendemos que todo se trata de Dios y no de nosotros.  

Ser cristiano significa que las cosas no se hacen a mi manera, sino a la manera de Jesús.

Para ser cristiano necesitamos establecer una relación personal con Cristo Jesús a través de la Palabra de Dios; esto es, en esencia, cambiar nuestra manera de pensar (Romanos 12:2) y de hacer las cosas de acuerdo con lo que razonamos y creemos, a lo que Dios piensa y a cómo Dios actúa (San Juan 14: 6-12).

 III

Un cristiano busca con todas sus fuerzas llegar a conocer a Jesús (Filipenses 3:8) para ser como Él, y dejar de ser como es. Un cristiano confía y respeta lo que lee en La Biblia porque es Palabra de Dios y, por lo tanto, es verdad, no solo en aquellas cosas que me gustan y entiendo, sino en aquellas que no me gustan y no entiendo. Ser cristiano no significa obedecer a ciegas, sino que significa obedecer sabiendo que puedo confiar en Él porque Él sabe y creó todo lo que existe y diseñó un plan perfecto para que pudiéramos tener una vida abundante y saludable en Él.  Pero somos nosotros quienes decidimos si lo deseamos o no (Deuteronomio 30:19).

Un cristiano ama su creación y, por lo tanto, respeta su diseño.  Un cristiano descansa en su Verdad y puede recaer en que, si obedece a lo que Dios dice, Dios entonces tiene la última palabra.

Nosotros, los cristianos, no tomamos decisiones por capricho ni por contienda, sino, tomamos decisiones apegadas a lo que La Biblia nos enseña, aún cuando estas decisiones no sean populares o fáciles de tomar.

IV

Un cristiano no se deja llevar por ideologías, se deja llevar por los principios y los valores que La Palabra De Dios nos enseña.  Si una ideología va en contra de lo que Dios piensa, entonces va en contra de lo que yo pienso. En este tiempo hemos escuchado a muchas personas decir que ya no existen ideologías de derecha ni de izquierda y eso puede ser un criterio personal, pero es es exactamente la razón por la que nosotros no podemos guiarnos por lo que pensamos o por lo que piensan los demás, sino tenemos que regresar a lo que La Biblia dice al respecto. Recordemos que esto no es para todos, sino para aquellos que decimos que somos cristianos.  

Si una ideología me dice que la vida no se valora desde la concepción, entonces NO la sigo (Salmos 139:13-16). Si una ideología me dice que la familia puede ser de una manera distinta al diseño original y a lo establecido por Dios en su Palabra, entonces NO la sigo (Génesis 2:24). Si una ideología me dice que existen diferentes “géneros”, en contraposición a lo que su Palabra nos enseña en cuanto al sexo masculino y al sexo femenino, entonces NO la sigo (Génesis 1:27). Si una ideología me dice que la propiedad privada no se respeta, entonces NO la sigo (Deuteronomio 19:14). Si una ideología me dice que hay que seguir desenterrando el pasado para promover el odio y el resentimiento, entonces NO la sigo (Hebreos 12:15, Romanos 12:18). Si una ideología me dice que hay que promover una lucha de clases y de personas, entonces NO la sigo (Gálatas 3:28). Si una ideología me dice que se debe buscar la “igualdad” en la economía, entonces NO la sigo (San Lucas 19:11-26). Si una ideología me dice que la naturaleza está por encima del valor de aquellos que fuimos creados a La imagen y conforme a La semejanza De Dios, entonces NO la sigo (Génesis 1:26). Si una ideología me dice que la justicia social se alcanza con “equidad social”, entonces DEFINITIVAMENTE NO LA SIGO (2 Tesalonicenses 3:10-13, 1 Timoteo 5:18).

V

Y, por si ya se nos olvidó para este momento, recordemos que esto es para los que profesamos a Jesús como nuestro Señor y Salvador, así que no es para todos. Esto es para los que estamos convencidos que lo que creemos es en realidad cierto y no solamente conceptos lindos y agradables (eso si no se enfrentan a lo que queremos creer), que se asemejan más a una fábula o a un libro de cuentos. La Palabra de Dios es Verdad, y sus principios son eternos, atemporales. ¡JAMÁS CAMBIAN! Son para nuestro bien y Dios es el único que tiene el derecho de decidir porque Él nos creó, no nos creamos nosotros mismos.  

Así que, una vez más, esto no está pensado para aquellos que no son cristianos, pero si lo somos, deberíamos reconsiderar si estamos viviendo de acuerdo con una cosmovisión bíblica. 

No nos dejemos engañar: “No todo dogma es verdad, pero toda verdad es dogmática”.

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