La actual crisis de la pandemia del COVID-19 ha dado lugar a una cantidad considerable de teorías de conspiración. Un tema recurrente en estas teorías es el «nuevo orden mundial». Esta expresión la utilizan personas de muy diversa persuasión política o religiosa. Muchos políticos alrededor del mundo han aprovechado la pandemia para aumentar su poder, o para mejorar su imagen o para desacreditar a los enemigos políticos internos o externos. Son muchos los que culpan a China de esta crisis, no simplemente por el mal manejo de la información sobre la gravedad de la epidemia, sino más sobre el supuesto plan secreto de China de dominar el mundo. Lo mismo se ha dicho de otras naciones o personajes como Donald Trump, Vladímir Putin, Bill Gates.
En los círculos evangélicos algunos ya relacionan a estos personajes con el anticristo y con las profecías bíblicas tocante al escenario político de los últimos tiempos. ¿Se está consolidando el mundo para un nuevo orden mundial? ¿Sería este nuevo orden mundial el final de los tiempos? ¿Es el escenario político actual la clave para ese nuevo orden mundial? ¿Ha habido «nuevos órdenes mundiales» antes? ¿Qué nos enseñan la historia y la Biblia? ¿Cómo debemos acercarnos a la realidad actual?
Un poco de historia
Esta vez nos remontaremos al Antiguo Testamento para comenzar este panorama histórico. En el libro de Daniel se perfila el desarrollo histórico de los imperios mundiales desde Babilonia hasta el Imperio romano. Cada imperio fue un «nuevo orden mundial» en su momento. El orden mundial en tiempos de Jesús, de los apóstoles y de la iglesia en los primeros siglos de la era cristiana era, precisamente, el Imperio romano. Tras la caída de este imperio en el siglo V no hubo un «nuevo orden mundial». Quizá llamaríamos al tiempo posterior a la caída del Imperio romano un nuevo «desorden mundial», porque no hubo un ente hegemónico que gobernara el mundo.
En la Edad Media hubo varios intentos de un «nuevo orden mundial», y por fin se estableció uno que se llamó Sacro Imperio Romano. Este se trató de la combinación de poder político, representado por los reyes y los emperadores, y poder religioso, representado por el papa. Ese orden mundial prevaleció por varios siglos. En las postrimerías de la Edad Media, y como consecuencia directa, entre otros factores, de la peste negra, ese orden mundial prácticamente desapareció y dio lugar a un período de inestabilidad, hasta el surgimiento de las potencias coloniales a partir del siglo XVI con España dominando el mundo primero y luego Francia e Inglaterra. Así llegamos al siglo XX con la Primera Guerra Mundial rompiendo ese orden y trayendo inestabilidad. El movimiento nazi en Alemania pretendía ser otro «nuevo orden mundial», lo cual desató la Segunda Guerra Mundial. Al terminar esa guerra se estableció un «nuevo orden mundial» con la Organización de las Naciones Unidas y el conjunto de naciones más o menos organizadas alrededor de esa organización, pero con algunas naciones ejerciendo hegemonía. Ese es el mundo en el cual estamos viviendo hasta ahora con algunas variaciones importantes como la caída del muro de Berlín en 1989. ¿Esta pandemia está abriendo las puertas a un «nuevo orden mundial»? Hay quienes piensan que sí. Muchos intérpretes bíblicos han postulado el fin de los tiempos con cada nuevo orden mundial que aparece, así como ha sucedido con las guerras, los desastres naturales y las pestes. Hoy parecen converger las ideas del fin de mundo por causa de una peste con la idea de un nuevo orden mundial. Se dice que esta vez sí es el último nuevo orden mundial. Es posible que surja un nuevo orden mundial después de esta pandemia. Las condiciones políticas actuales pueden llevar a eso, pero no necesariamente eso significa el fin del mundo. Los nuevos órdenes mundiales son cosa normal en la historia de la humanidad.
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