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Afganistán: Rompecabezas islámico de etnias, irrevocablemente dividida, en nuevo caos

    “Estupefacción, sorpresa, tristeza, congoja, ira, incredulidad”

    Estas seis palabras reflejan mi sentir, el conflicto de emociones al despertar el domingo 8 de agosto, hace pocos días. Como es mi costumbre repasé las noticias internacionales y en especial la incertidumbre de Afganistán (con sus 34 millones de habitantes). Leí la inesperada noticia que Kabul había caído esa mañana en mano de las fuerzas talibanes teocráticas sin violencia alguna. Esa misma madrugada, y sin previo aviso, el Presidente huyó en un helicóptero con un caudal de efectivos. El corrupto gobierno entero se desplomó y el ejercito nacional se disolvió en asunto de minutos. En pocos días 33 de 34 provincias habían caído en manos de los islamistas extremos. Dentro de horas, el precio del burka (preferido color, celeste obscuro) aumentó sorprendentemente en las tiendas y mercados —ahora para proteger a las señoritas y mujeres.

     Estos días me encuentro pegado a las noticias, leyéndolas, tratando de interpretarlas desde una cosmovisión histórica y cristiana. He estudiado fotografías y videos de la desesperación, el temor en los rostros de miles de personas, en particular los afganos que trabajaron al lado y a favor de las fuerzas aliadas o con las 140 organizaciones internacionales no lucrativas—muchas de ellas cristianas. Y ni hablar de los cristianos, incluyendo aquellos que han creído en Jesús como salvador, pero no se han identificado abiertamente como cristianos.  Las noticias más recientes informan que elementos de ISIS amenazan de nuevo, otra sombra obscura.

    Un poco de trasfondo

    En 1996, Osama bin Laden se trasladó a Afganistán con libertad para utilizar esta nación fracasada, con su territorio montañoso y fragmentado, como base para Al Qaeda. Pocos recuerdan que el imperio ruso había invadido a Afganistán en 1979, siendo derrotados en 1989 por el entonces grupo nuevo, los talibanes —financiados en aquel día en parte con fondos de EE. UU.  Hace 20 años Al Qaeda perdió el poder, derrotado por las fuerzas armadas de los EE.UU. en represalia por el ataque del 11 de septiembre de 2001. El 2 de mayo de 2011 Osama bin Laden fue asesinado en Pakistán, habiendo vivido a poca distancia de una base militar. Posteriormente otras naciones del Occidente, en particular países aliados, se unieron al “experimento Afganistán”. 

    Las fuerzas aliadas, habiendo derrotado a Al Qaeda por lo menos militarmente, cometieron el error de creer en un sueño (o pesadilla) democrático, se entregaron a la transformación cultural de convertir a Afganistán fragmentada en un modelo moderno de democracia. El rompecabezas nacional: sus etnias (cuatro grupos principales, y otros diez menores), sus divisiones musulmanas (87% sunitas), sus muchos idiomas (dos idiomas nacionales, dari y pashtu), todos divididos hasta la médula con lealtad primordial al clan, y con una trayectoria de conflictos históricos interminables.

    En su historia pasada, la nación por muchos años había funcionado como Estado amortiguador entre los imperios rusos e ingleses.  En estas últimas dos décadas los EE.UU. han invertido por lo menos un billón de dólares —en equipo y personal militar, reformas educativas, modernización de la nación y mucho más. Se calcula que el 80% del presupuesto nacional vino de fondos de las naciones aliadas. Pero aun más trágico, unos 2,442 soldados de EE.UU. y otros 1,144 de las naciones aliadas murieron en el conflicto. A esa cifra añadimos unos 22,000 soldados heridos que regresaron a sus países con un futuro incierto. Contando nacionales afganos y pakistanís, 71,300 civiles, 78,300 militares y policías nacionales, y 84,000 “enemigos” fallecieron. En total se calcula que en estos 20 años unas 241,000 personas han muerto. 

    Ahora los talibanes han heredado billones de dólares en armas, equipo militar, vehículos, helicópteros, aviones y hasta drones. Hoy el caos y la incertidumbre predominan y permean el ambiente, particularmente en Kabul. La orden del Presidente Biden del retiro militar, sin consultar con sus aliados y con fecha tope, manchará su presidencia permanentemente. Esa decisión informó a los talibanes que tenían libertad de acción, y al mismo tiempo paralizó el apoyo a las fuerzas militares de Afganistán. De un solo golpe, las puertas se abrieron para la repentina victoria talibán.

    ¿Ahora qué?

    ¿Qué pasará ahora con la educación, con incontables niños Y niñas, jóvenes Y señoritas, hombres Y mujeres que lograron estudiar, establecer carreras, casarse con libertad, viajar y conseguir trabajo?  Los talibanes dicen que habrá libertad para todo esto, pero “conforme la interpretación de ley islámica Sharia”.  Esto no nos alienta.  Y aunque los comandantes prometen guardar una paz, por lo menos temporalmente, pocos creen en esas promesas.

    ¿Quién gana y quién pierde con este cambio radical?

    Podría ser Irán, aunque allí la secta chiíta islámica domina. Irán ya alberga cerca de un millón de refugiados y por ahora están cerrando sus fronteras. Pakistán gana, aunque tienen 1.4 millones de refugiados.  El elemento desconocido es el poder de la policía secreta de Pakistán, que ha favorecido a los talibanes, aunque el gobierno central supuestamente no los apoya. Rusia tiene deseos de un nuevo abrazo, pero rusos y talibanes eran contrincantes hace pocos años. Rusia acaba de declarar que no aceptará refugiados afganos esta vez —¡la enemistad es antigua! La China quiere ganar preeminencia con sus ofertas económicas, comerciales y ayuda en la reconstrucción. Ellos quieren controlar los metales precioso-escasos que se han descubierto. Pero las ofertas chinas siempre cobran sus facturas con intereses. Y sospecho que, dentro de unos años, ellos mismos saldrán frustrados.

    La prensa española, El País, acertadamente enjuicia, “El fracaso en Afganistán ha demostrado la irrelevancia de Estados Unidos en la región y evidencia el fracaso de su intento de modelar el mundo a su imagen y semejanza. Mientras, sin apenas moverse, China se cobra una casilla crucial en el tablero geopolítico mundial…”  El Occidente ha perdido, en particular los EE.UU. y sus aliados internacionales.  “A fin de cuentas, nadie sabe. Aquí un resumen de Aljazeera y el impacto de 20 años de guerra.

    Los seguidores de Jesús. 

    Legalmente, la República Islámica de Afganistán no reconocía a ningún ciudadano como cristiano. Sencillamente era prohibido, y ahora bajo los talibanes el cuadro es mucho más tenebroso, cargado de incertidumbre y temor legítimo.  Se sospecha que el departamento de inteligencia de Pakistán (siempre a favor de los talibanes) ha entregado información de cristianos o los sospechados de serlo.  La capilla católica de la embajada italiana es el único edificio cristiano legal en el país. En otras palabras, toda evangelización y discipulado se ha hecho indirectamente tras telón y en privado. Nacionalmente, algunos estiman que podría haber unos 500-800 cristianos afganos en comunidades en iglesias secretas. Hay una ciudad principal al norte donde se estima que hay unos 100 seguidores de Jesús. Sólo Dios sabe el total real.

    Este país tiene una historia fascinante de intercambio con representantes y grupos cristianos a través de su historia, pero este no es el lugar para tratarlo. Aunque la constitución permitía la práctica de otras religiones, tendría que ser dentro del marco legal islámico y sin amenazar al islam. En otras palabras, es prohibido. Cualquier persona que se convierte está sujeta a perder su trabajo y sus propiedades, ser expulsado de su familia, e inevitablemente esperar diferentes grados de persecución física, exilio y potencial martirio.

    Lamentablemente, aun en estos días, ciertos voceros evangélicos han pregonado que la taza de crecimiento de los cristianos afganos es semejante a lo que sucede en Irán, donde el auge sí ha sido extraordinario. Pero esto NO es cierto en Afganistán.  ¡Son noticias falsas! Los seguidores de Jesús son una minoría escondida, ahora más frágil que nunca, sin saber su futuro. No crean tampoco las declaraciones extremas de persecución y martirio en el país en estos días.

    ¿Cómo orar por Afganistán?  

    Primero, tome las Escrituras que subrayan el precio de seguir a Cristo, y conviertan esos pasajes en oración. Lea el libro de Apocalipsis como si fuera el caso Afganistán. Estudien las enseñanzas de Cristo acerca del hostigamiento, la persecución y aun el martirio. Comiencen con Mateo 10 como ejemplo, o el libro de los Hechos.  Estudien este libro singular, aquí en inglés pero su versión en castellano, “A precio de sangre”, se consigue con el Instituto CRUX. Lean los salmos a la luz de Afganistán.

    Segundo, busque información verificada. Aquí hay dos fuentes fidedignas de una organización que conozco y respeto, Puertas Abiertas. Este sitio es para América Latina y este de España. Muchas iglesias están orando por Afganistán y ellas probablemente tendrán fuentes dignas de confianza. De nuevo, NO envíen ofrendas sin tener plena certeza en el ministerio que los solicita.

    Tercero, aquí unas peticiones, varias de ellas de una fuente personal que ha sido miembro de un equipo de obreros en esa nación golpeada. Oremos…

    1. Que Dios otorgue sabiduría a los obreros cristianos todavía encerrados en Afganistán, y por seguridad en su lucha por salir salvos y sanos. Se han cancelados todos los viajes por avión internos al país, y las personas tienen que arriesgarse en autobús o taxi especial.
    2. Que la paz de Cristo sea realidad a todos en peligro y en su espera de salida autorizada, sean afganos o extranjeros.
    3. Por una sorprendente paz a nivel nacional que nadie, con excepción a los creyentes, puede entender. Y que, en esta paz, el liderazgo talibán tenga sueños de Jesús.
    4. Por los refugiados afganos y su futuro incierto. La mayoría esta llegando con la ropa puesta y tal vez una maleta. Las fotos de los niños nos afectan mucho. ¿Qué será su futuro?
    5. Por los grupos cristianos quienes esperan a estos refugiados en ciudades claves. Por los ministerios cristianos de credibilidad en Atenas (la puerta principal a Europa) que trabajan con refugiados afganos. Algunos obreros tienen experiencia de trabajo en la nación.
    6. Por los 80,000, más o menos, de afganos (y sus familias) que trabajaron con las fuerzas aliadas, sea como choferes, traductores, civiles y militares con contrato independiente, y otros empleados. No se sabe si los talibanes permitirán tanta evacuación. Todo su personal enfrenta peligro ahora.
    7. Por los ministerios de radio y TV, como SAT7 y su programa hacia Afganistán. Aquí su boletín (en inglés) pidiendo oración.
    8. Por las iglesias y grupos que ministran con refugiados, en particular en el continente europeo, Canadá y los EE.UU. Parece que Costa Rica se ha ofrecido como punto intermedio para los vuelos de misericordia que salen de Kabul.

    ¿Por cuáles medios dignos de credibilidad podemos enviar ofrendas? 

    Ah, esta pregunta es importantísima, porque ciertos individuos corruptos se están aprovechando de la crisis y la compasión humana, incluyendo creyentes en Cristo.  Doy fe por estos ministerios que han establecido su autenticidad y manejo cuidadoso de fondos internacionales, basados en Grecia, puerta de entrada de afganos. Proyecto número 150961, “Agape Mission Project”, Proyecto numero 150896. (Solamente hay que identificar el número de proyecto). El primero apoya una congregación y el segundo un equipo de obreros que ya hablan idiomas afganos. Este enlace les conecta con otro ministerio de confianza. Puertas Abiertas recibe fondos, pero tienen que ser designados específicamente para ministerio de refugiados afganos. Finalmente, confío en este ministerio con trayectoria sólida de ministerio con refugiados.

    Concluyendo y el futuro.

    Nadie sabe qué pasará con Afganistán. Los informes iniciales de violencia, crueldad y asesinato por grupos talibanes son verídicos. La promesa que su liderazgo en formación ofrecerá un gobierno “centrista”, pero conforme la ley sharía, reitero, no nos anima. Sin embargo, estos 20 años de relativa libertad dejaron un legado, tenue hoy día, pero real. Aunque este artículo sólo esta en ingles,* sí presenta esperanza con quebranto. Para más información sobre el panorama cambiante en Afganistán, busque aquí y aquí.

    Hoy mismo he leído noticias de nueva resistencia a los talibanes en regiones al norte de Kabul. Esta oposición crecerá, porque los talibanes no tienen la capacidad de mantener a la nación entera bajo su dominio. Pero recordemos que estos 20 años sí han producido una extraordinaria generación nueva de niños, jóvenes mujeres educadas. Esta rama femenina tiene influencia como madres, como maestras y enfermeras y más. Las dos décadas han abierto los ojos a millones de afganos que ahora saben que sí hay otra manera de vivir, y tal vez de creer en Dios. La causa primordial del crecimiento de cristianos en Irán vino porque la población vivió y estudió la bancarrota del sistema religioso-político-económico chiíta.  ¡Qué esto se traduzca en una búsqueda afgana de una fe centrada en nuestro Salvador Jesucristo!

    ¡En busca de visiones, sueños y milagros!

    Intercediendo con tristeza y esperanza.


    Ver en español en: https://www.christianitytoday.com/ct/2021/august-web-only/afganistan-taliban-lideres-cristianos-lamento-iglesia-es.html

    Datos actualizados: https://elpais.com/internacional/2021-08-26/afganistan-un-pais-en-una-encrucijada-geoestrategica.html#?rel=lom

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    1 comentario

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    Eduardo Mena · 26 agosto, 2021 a las 12:04 am

    Interesante resumen. ¿Y no será que parte de este fracaso en estos 20 años de ayuda tenga que ver con que la gran mayoría de los afganos no vive en las ciudades sino en las aldeas en medio de una gran pobreza?

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