Por causa de la pandemia algunos templos están cerrados y no ha habido cultos públicos allí desde hace meses. Al principio todos estuvimos de acuerdo que eso era lo necesario y lo más saludable a la luz de la pandemia. Sin embargo, después de más de siete meses de confinamiento, encierro y templos cerrados, muchos se preguntan si se debe seguir con tantas restricciones, sobre todo, sabiendo que se ha dado permiso para abrir centros comerciales, parques, restaurantes, bares, casinos y otros lugares públicos que habían permanecido cerrados por temor a contagios masivos.
En varios países ya se han abierto algunos templos, desafiando las órdenes gubernamentales, lo cual ha dado lugar a no pocas discusiones, controversias y debates. Es muy conocido el caso del pastor John MacArthur en California que abrió su templo y ha celebrado cultos públicos, desafiando las órdenes de las autoridades y sin mascarillas ni distanciamiento social. ¿Estas órdenes de las autoridades son una persecución en contra de la iglesia? ¿Tiene el gobierno la autoridad para regular los cultos de las iglesias? ¿Se vale desobedecer a las autoridades en este caso? ¿Qué es lo que estamos defendiendo si desobedeciéramos estas órdenes?
Un poco de historia
La historia de la iglesia cristiana está llena de casos de desobediencia civil. ¡Así comenzó la iglesia! Cuando el Imperio Romano exigía la adoración del César los cristianos desobedecieron y eso fue una de las causas de las persecuciones. También los cristianos “desobedecían” de manera indirecta las prácticas y costumbres paganas como las festividades dedicadas a los dioses, lo cual produjo una cierta animadversión de parte de la población, al menos al inicio.
Durante la Edad Media la Iglesia Católica Romana (ICR) era quien, en realidad, gobernaba, así que la desobediencia no sería civil sino religiosa de parte de aquellos que no estaban de acuerdo con la ICR. Lo que sucedió es que hubo luchas del poder entre el papa y los reyes y emperadores de turno y en ese contexto sí hubo desobediencia de uno hacia el otro, pero por razones más políticas. Durante este periodo se puede decir que no hubo razones válidas, como las de los primeros siglos, para desobedecer a las autoridades.
En tiempos de la Reforma Protestante del siglo XVI sí que hubo desobediencia civil y religiosa. El episodio más famoso es el encuentro entre el emperador Carlos V y Martín Lutero en la Dieta de Worms en 1521 en donde el emperador le ordenó a Lutero que se retractara de todo lo que había dicho y escrito y Lutero se negó, porque él entendía que lo que estaba haciendo era la proclamación del verdadero Evangelio y no lo que la ICR había enseñado por tanto tiempo. Lutero desobedeció al emperador y tuvo que refugiarse para no ser apresado, juzgado y condenado por ser hereje. Más tarde el movimiento anabautista se negó a obedecer a las autoridades en varios asuntos que ellos consideraban que los demás estaban equivocados y fueron perseguidos por eso. Se ha argumentado que los asuntos por los que luchaban los anabautistas no eran fundamentales como la proclamación del Evangelio o la adoración a otros dioses, pero lo cierto es que sufrieron por ello.
En el período de la post reforma no hubo mayores problemas que condujeran a la persecución de la iglesia y que provocara la desobediencia civil, excepto aquellas divisiones internas que produjeron nuevas organizaciones eclesiásticas. Durante la expansión misionera en este período sí hubo persecución y desobediencia civil en aquellos lugares a donde estaba llegando el Evangelio por primera vez. Curiosamente es en siglo XX donde se ha visto otros casos de persecución dentro de territorios donde el cristianismo ha estado presente por siglos. Tal es el caso de la llegada del comunismo a los países de Europa Oriental. Allí la iglesia fue perseguida y los cristianos desobedecían las ordenes gubernamentales cada vez que se reunían a escondidas o ingresaban clandestinamente Biblias y otros materiales. Algo similar ha pasado en China y otros lugares donde los cristianos no pueden expresar su fe públicamente. ¿Es válido desobedecer a las autoridades en estos casos? ¿Cuándo sería válido y cuándo no? Muchos han arriesgado y hasta perdido sus vidas por desobedecer a las autoridades y por defender el Evangelio. ¿Qué nos enseña la Biblia?
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