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Los milagros en los evangelios, ¿mito o realidad?

Hace unos 20 años atrás, la mayoría de los eruditos no cuestionaban la historicidad de las curaciones y exorcismos que Jesús hacía, sin embargo, ponían en duda los milagros sobre la naturaleza, por ejemplo, la alimentación de los 5000, convertir agua en vino, la resurrección, que tienen que ver más directamente con lo sobrenatural.[1] Herederos, muchos de ellos, claramente de la escuela de las religiones y más específicamente de Rudolf Bultmann.

Esto no siempre fue así, en los primeros tres siglos del cristianismo, la intervención de un ser sobrenatural era una posibilidad ampliamente aceptada.[2] Sin embargo, con la llegada de la era científica y una nueva explicación de la realidad, surgió la pregunta si aún sería válido conservar la comprensión que la Biblia hace de la realidad.[3] ¿Los hechos que se describen como milagrosos en los evangelios, aún lo serían en nuestros tiempos? ¿Son los milagros muestra de ignorancia humana o señales de la soberanía de Dios? ¿Son dichas narraciones descripciones literales de sucesos ocurridos o son historias de carácter simbólico que se escribieron para respaldar determinados rasgos de Jesús?

Aun si muchos milagros se podrían explicar con argumentos científicos, esto no permite inferir que efectivamente así se hayan dado. La interpretación que se haga de los milagros tiene mucho que ver con cómo se entiende la realidad.[4] Esta comprensión se ve afectada por diversos factores, entre ellos cultural, cosmovisión y teología. Particularmente Occidente tiende a una visión escéptica respecto de lo sobrenatural.[5] Esta preconcepción lleva a que a menudo no se analicen los relatos con la seriedad que se merecen, se busque racionalizar los milagros con explicaciones científicas, se los atribuya a factores ordinarios o se los considere historias inventadas por los seguidores de Jesús con fines retóricos.[6]

A continuación, se presentan una serie de argumentos a favor de la historicidad de los milagros sobre la naturaleza.

En primer lugar, si los evangelios para los eruditos son fuente suficiente para afirmar la historicidad de curaciones y exorcismos, deberían serlo, de igual manera, para los milagros de la naturaleza. Además, la gran precisión de los relatos (incluyen elementos históricamente verificables, por ejemplo, ritos y procedimientos fúnebres de un lugar específico), la meticulosidad de sus descripciones (incluyen datos prácticamente irrelevantes) y la mención de detalles que en realidad no convenía incluir si el objetivo era inventar una historia convincente, indican que se trata de descripciones de sucesos que realmente fueron vistos por los autores o testigos consultados. También se encuentran relatos con detalles e interpretaciones distintas de un mismo milagro, lo que sugiere testimonios de testigos diferentes. Estas diferencias respaldan la historicidad del suceso.[7]

En conclusión, se debe estar consciente de que la comprensión de la realidad que se tiene hoy es diferente a la del siglo I y que es justificable cuestionar los relatos que encontramos en los evangelios. Sin embargo, no se puede desestimar los muchos elementos en dichos relatos que respaldan su veracidad ni ignorar la cantidad de testimonios de hechos milagrosos que aun hoy en día se puede reunir.[8] Se sostiene aquí que los milagros en los evangelios fueron reales. Aun si algunos se pudieran explicar con argumentos científicos, esto no los hace menos extraordinarios. Una explicación científica no descarta la intervención de Dios en la naturaleza, sino que en cualquier caso da muestras de la omnipotencia y dominio del creador para asombro y ayuda de su creación.


[1] Gary R. Habermas, “¿Hacía Jesús milagros?” en Jesús bajo sospecha: Una respuesta a los ataques contra el Jesús histórico, eds. Michael J. Wilkins et al., trans. Dorcas González Bataller (Viladecavalls, Barcelona: CLIE, 2003), 2-4.

[2] Xavier Leon-Dufour, Los milagros de Jesús: Según el Nuevo Testamento (Madrid: Ediciones Cristiandad, 1979), 17-22.

[3] Habermas, “¿Hacía Jesús milagros?”, 6.

[4] Ibíd., 5.

[5] Craig S. Keener, Miracles: The Credibility of the New Testament Accounts (Grand Rapids: Baker Academic, 2011), 1-17.

[6] Habermas, “¿Hacía Jesús milagros?”, 1-17.

[7] Ibíd., 13-17.

[8] Keener, Miracles.

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