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Prayers for the Pilgrimage: A Book of Collects for All of Life

Una entrevista con W. David O. Taylor, PhD.

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A lo largo del Nuevo Testamento encontramos diferentes llamados a cultivar una vida de oración. Pablo, en su carta a la comunidad de Tesalónica, les insta a “orar sin cesar” (1 Ts 5:17). Este llamado nos recuerda la centralidad que debe tener la oración en nuestra vida y diario caminar. No importa si somos ministros de fe, comerciantes, estudiantes o responsables del hogar; a todos se nos insta a no dejar de lado la oración en nuestro día a día. Los afanes que trae el mundo moderno pueden ser grandes distractores e incluso ladrones del tiempo y la constancia que debemos dedicar a una vida de oración. No por nada el apóstol Pablo también recuerda: “Por nada estéis afanosos; sino sean notorias vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego” (Fil 4:6).

En su nuevo libro, Prayers for the Pilgrimage: A Book of Collects for All of Life, David colecciona cerca de 400 oraciones en forma de “colectas” que buscan conectar a los lectores con la tradición cristiana de la oración, ofreciendo una herramienta práctica para la devoción diaria y el caminar espiritual. Me comuniqué con David hace unos meses para charlar sobre estas oraciones y su libro, y esto fue lo que me dijo.


¿Cómo nace la idea de un libro como este? 

Comencé a escribir Oraciones de Colecta, o lo que simplemente se llama “Colecta”, el 15 de marzo de 2020, el día en que nuestro país (Estados Unidos) cerró debido al coronavirus. Al principio, para mí era una forma de afrontar mis propios miedos sobre un futuro incierto. Había escrito esas oraciones esporádicamente, y a lo largo de los años las había asignado a mis estudiantes del Seminario Teológico Fuller, pero ahora las escribía como una especie de ejercicio espiritual diario, y bastante desesperado.

Una de las primeras oraciones que escribí se tituló “Contra la pestilencia que acecha en la oscuridad”, y dio voz al lenguaje del Salmo 91, que antes de la Covid-19 podía haber parecido algo que solo los europeos medievales, que sufrían de la peste bubónica, entenderían, pero que ahora tenía sentido inmediato para nosotros como comunidad global del siglo XXI.

También escribí una oración “Por los planes frustrados”, porque se hizo cada vez más evidente que habría muchos de ellos con los que lidiar en los meses venideros, lo que resultaría, para algunos, en una amarga decepción y, para otros, en un alivio, agradecidos de que no hubieran podido llevarlos a cabo.

Escribí oraciones “Por los padres asediados”, entre los que me contaba, y “Por los niños ansiosos”, incluidos los míos, que a menudo carecían de la capacidad de verbalizar la maraña de sentimientos que se agitaban bajo la superficie de su comprensión consciente.

También escribí una oración “Contra el odio al prójimo” tras los resultados de las elecciones de 2020 en Estados Unidos, con la esperanza de que pudiera frenar un impulso que se había vuelto demasiado fácil de permitir para muchos de nosotros en ese país.

Con el tiempo, comencé a recibir solicitudes tanto de amistades como de personas desconocidas, a menudo a través de redes sociales, pidiendo oraciones en nombre de quienes merecían nuestras mejores intercesiones: “Por los tenderos que atienden a compradores en pánico”, “Por los profesionales de la salud abrumados por los innumerables enfermos”, “Por los recolectores de basura que trabajan horas extras” y “Por muertes prematuras”.

Al publicar mis oraciones en redes sociales, descubrí que resonaban con personas de diferentes denominaciones y posturas políticas. Al parecer, daban voz a cosas que muchos cristianos creían que a Dios no le interesarían. Mi esperanza, por supuesto, era persuadir a los lectores de lo contrario: que Dios, de hecho, estaba interesado en escuchar todo lo que teníamos que decirle en oración.

Eventualmente, me di cuenta de que había escrito más de cuatrocientas oraciones y me pregunté si sería útil ponerlas en forma de libro, para que las personas pudieran acceder a ellas fácilmente si lo deseaban. Y eso es exactamente en lo que se ha convertido este libro, gracias a Dios.

¿Cómo se involucró su esposa Phaedra en este proyecto?

El trabajo de Phaedra, mi esposa, es tan fundamental para el libro como lo son mis oraciones; no puedo hablar de las oraciones sin mencionar también sus pinturas. Aquí unas palabras de ella:

Durante la pandemia, mi práctica artística cambió drásticamente. Mis hijos estaban en preescolar y tercer grado, y cuando las escuelas cerraron, el tiempo que solía dedicar a crear arte se volvió casi inexistente. Aunque mi trabajo era flexible y podía ponerlo en pausa, descubrí que, emocional y mentalmente, necesitaba ese espacio creativo más que nunca. La oración ha estado siempre entrelazada con mi proceso artístico, y en un mundo que parecía impredecible, esa conexión se volvió vital.

Comencé creando pequeños paisajes que podía abordar en breves momentos entre mis tareas diarias. Quizá un día solo me daba tiempo para rasgar papel o aplicar unas pocas pinceladas, pero al día siguiente añadía una capa de color o trazaba una línea de horizonte. En medio de la limpieza, la cocina y el apoyo emocional a mi familia, esos pequeños momentos de creatividad se convirtieron en mis oraciones. Al aplicar un toque de verde o dibujar una línea, oraba: “Señor, ayúdame”, “Jesús, dame estabilidad” o “Padre, danos valentía”.

Lo que comenzó como una manera desesperada de dar a mi mente algo de cordura, se convirtió en una práctica constante y diaria que mantuve incluso después de que las cosas comenzaran a calmarse en nuestro mundo a menudo turbulento. Hasta la fecha, he pintado casi 200 pequeños paisajes de oración. Los incluidos en este libro fueron hechos de manera similar a esos primeros intentos, excepto que ahora mis horas de estudio dedicadas han regresado. En lugar de diez minutos, ahora puedo sumergirme profundamente en un espacio de oración más amplio y dejar que estas imágenes emerjan.

Dos nuevos elementos comenzaron a aparecer al hacer el trabajo para este libro. Primero, encontrarás pequeñas casas incrustadas en algunas de estas pinturas. Segundo, he añadido líneas y formas doradas en cada imagen. ¿Por qué hice esto?

Por un lado, pienso en la oración como un paisaje por el que caminamos, más que un destino al que llegamos. stas pequeñas casas intentan ofrecer visualmente esos momentos. Jesús nos dice que habita con nosotros, y que Él mismo es un lugar de morada. Cuando veas estas casas, espero que pienses en Jesús esperando encontrarte allí mientras caminas en oración.

Por otro lado, los elementos dorados son un intento de mostrar un vínculo entre las realidades visibles e invisibles de nuestro mundo. A menudo hago obras sobre los momentos en que el velo entre lo espiritual y lo físico se vuelve delgado.

Mi esperanza es que estas imágenes no sean solo un adorno para las oraciones escritas, sino que actúen como ayudas en tu experiencia de oración. Cuando el mundo parezca rápido y lleno, tal vez mirarlas te abra un momento de quietud y belleza que te lleve a una comprensión más profunda y rica del don de la oración.

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    ¿Por qué el nombre “Prayers for the Pilgrimage”? ¿Qué significado tiene la idea de “peregrinaje”?

    El lenguaje de la peregrinación pretende recordarnos que nuestra vida terrenal no es un espectáculo ni simplemente una serie de experiencias espirituales. Nuestra vida terrenal es más bien una peregrinación. Es un viaje lento pero constante a través de éxodos y exilios, de valles oscuros y lugares espaciosos, de momentos de éxtasis y años de paciente perseverancia. Y es una peregrinación que, aunque a veces estemos solos, la realizamos junto a compañeros peregrinos que buscan permanecer fieles a Dios en las buenas y en las malas.

    ¿Cómo decidió la estructura del libro? ¿Por qué eligió presentarlo de esa manera?

    Después de haber escrito más de 400 oraciones, descubrí que abarcaban todos los aspectos de nuestra vida: la mañana y la tarde, el trabajo y el ocio, la vida pública y la privada, la duda y la fe, de enero a diciembre, del amor al prójimo al amor a Dios, y desde el nacimiento hasta la muerte. Por eso, tenía más sentido organizar mis oraciones de acuerdo con estas categorías básicas de la vida. También me pareció la forma más sencilla para que el lector encontrara una oración que satisficiera una necesidad particular en su vida.

    ¿Qué significado tiene “la oración” en su labor de escritor y teólogo?

    Hay un antiguo dicho que los monjes usan para describir la vocación de su vida: ora et labora, que traducido significa “reza y trabaja”. Es una manera de describir el ritmo de todas las cosas buenas en el reino de Dios. Trabajamos y rezamos, rezamos y trabajamos. Ni la oración ni el trabajo compiten entre sí, sino que se informan mutuamente. Eso, para mí, tiene sentido, y es por eso que la oración es central en mi trabajo, no solo como teólogo y pastor, donde la oración tiene un sentido obvio, sino también como ser humano: esposo, padre, hijo, amigo, vecino.

    El libro introduce la forma de oración llamada “colecta”. ¿Qué nos puede decir sobre esta forma de intercesión?

    Una colecta es una forma de oración antigua e inmensamente útil para cualquier circunstancia de la vida. La Colecta, que data del siglo V, tiene sus raíces en un modelo bíblico básico de oración que “recoge” las oraciones del pueblo de Dios. Normalmente incluye cinco partes:

    1. Nombrar a Dios.
    2. Recordar la actividad o los atributos de Dios.
    3. Exponer la petición.
    4. Expresar la esperanza deseada.
    5. Terminar nombrando a Dios nuevamente.

    Aunque abarca mucho terreno, la peculiar genialidad de la Colecta es su economía. Es una oración afortunadamente breve, pues normalmente se centra en una sola idea, que en principio se extrae de las Escrituras. Básicamente, nos invita a recordar lo que Dios ha hecho en el pasado antes de dar a conocer nuestras peticiones presentes. Recordamos antes de pedir, y miramos hacia la fidelidad de Dios en las vidas de los demás antes de acoger la fidelidad de Dios en la nuestra.

    ¿Qué consejos daría a los jóvenes para cultivar una vida continua de oración?

    Empiecen de forma sencilla. No lo hagan complicado. Y no intenten ser “espirituales”. Solo sean ustedes mismos. Sean honestos con Dios y háblenle como lo harían con su mejor amigo, que los ama incondicionalmente. Aprovechen los salmos para aprender a hablar con Dios. Se sorprenderán al descubrir todo lo que se nos permite decirle a Dios en el Salterio. También recomiendo orar el Padrenuestro todos los días. Nunca pasa de moda y nunca deja de expresar lo que nuestros corazones más necesitan decir al Señor. 

    ¿Podría contarnos un poco sobre su trayectoria como escritor? ¿Qué otros libros ha escrito?

    Nunca me imaginé como escritor. Sin duda, ese fue mi caso en mi adolescencia. Cuando era adolescente quería jugar al fútbol o ser diplomático. En mis veintes, en gran medida detestaba lo que escribía. No fue hasta mis treinta que sentí un creciente anhelo de convertirme en escritor, pero nunca había entrenado ni ejercitado esa habilidad, así que no sabía muy bien cómo empezar.

    Pensé que tenía que empezar en algún punto. Así que me propuse un programa disciplinado de escritura y lectura. Leí libros sobre el arte de escribir. Leí libros sobre autores que reflexionan sobre su vida como escritores. Y comencé un blog en 2004 para tener una excusa para escribir al menos una cosa a la semana. Eso me puso frente a posibles lectores, de modo que siempre había algo en juego al publicar una entrada en el blog.

    Seis años más tarde, a los cuarenta y dos años, edité mi primer libro y, a los cuarenta y cinco, publiqué mi primer libro en solitario. A diferencia de muchos de mis colegas escritores, comencé a escribir libros a una edad más avanzada, pero estoy profundamente agradecido de poder hacer lo que hago, ya que he publicado ocho libros.

    ¿Qué autores o libros han influido más en su trabajo y estilo de escritura?

    Los autores más influyentes para mí son Eugene Peterson, Frederick Buechner, N. T. Wright, Karl Barth y J. I. Packer.


    Prayers for the Pilgrimage (2024) es una colección de más de cuatrocientas oraciones que ofrece consuelo y guía en momentos de incertidumbre, inspirada en la experiencia personal del autor durante la pandemia de Covid-19. Organizado en torno a aspectos cotidianos como el trabajo, la familia y la fe, el libro emplea la antigua estructura de las “colectas” para dirigir peticiones breves y profundas a Dios. Taylor busca conectar a los lectores con la tradición cristiana de la oración, ofreciendo una herramienta práctica para la devoción diaria y el caminar espiritual. Las ilustraciones presente en el libro son obra de la artista Phaedra Taylor.

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