BUSCAR

Savior of the World: A Theology of the Universal Gospel

Una entrevista con Carlos R. Sosa, PhD.

Compartir

Conocí al Dr. Carlos Sosa hace unos años en el Seminario, donde su pasión por los estudios bíblicos era evidente e inspiradora para los estudiantes. Como él mismo ha expresado, su principal preocupación es que los textos bíblicos moldeen su enseñanza, pensamiento, servicio y ética.

Su especialización abarca la literatura joánica, la apropiación del Antiguo Testamento en el Nuevo Testamento y las tradiciones judías en este último. Sus áreas de investigación incluyen los Evangelios, el libro de Hechos, los orígenes del cristianismo, la literatura judía del Segundo Templo y, de manera destacada, la Teología latinoamericana y la lectura de las Escrituras desde una perspectiva latina. Actualmente, es Profesor de Nuevo Testamento en Wheaton College (EE. UU.).

Recientemente, tuve la oportunidad de entrevistarlo sobre su comentario al evangelio según San Juan, titulado Savior of the World: A Theology of the Universal Gospel (Salvador del mundo: Una teología del evangelio universal), publicado en 2019. En esta conversación, el profesor Carlos nos permite conocer más sobre él, su obra y ofrece algunos consejos a los jóvenes escritores. Esto fue lo que me compartió.


¿Qué le apasiona del estudio de las Escrituras?

Dios se revela a nosotros por medio de las Sagradas Escrituras. Leer y meditar en la Palabra de Dios me da la oportunidad de escuchar la voz de Dios, de conocerlo mejor, de discernir de mejor manera su voluntad y, además, me provee de herramientas teológicas para interpretar la realidad que me rodea tanto personal como global. Además, el estudio de la Biblia es para mí un acto de adoración. Abrir las páginas tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento es entrar en un espacio especialmente sagrado. Allí puedo contemplar con asombro el actuar poderoso de Dios a través de las épocas y sus promesas redentoras. Esto me permite poner en perspectiva mis circunstancias actuales y los grandes desafíos que el mundo enfrenta en la época contemporánea. Finalmente, me apasiona el estudio de las Escrituras porque es, utilizando una analogía del libro de Génesis, como una lucha con Dios mismo. Mi escritorio de trabajo es, para continuar la analogía, como Peniel. Dedico horas, días, meses, y a veces incluso años, para estudiar el significado de una palabra, para entender el trasfondo de una idea, o para interpretar un pasaje. Pero al final de esta “lucha” he experimentado, una y otra vez, la bendición de Dios. Su bendición se manifiesta con un entendimiento nuevo de su revelación, con un mensaje particularmente significativo para mí, con un bosquejo para un sermón que debo predicar, con una idea para un artículo e, incluso, con un nuevo libro que puedo ofrecer a la comunidad académica. 

¿Qué autores o teólogos han influido en su pensamiento?

El primer libro teológico que leí fue Hacia una misionología evangélica latinoamericana: Bases bíblicas de la misión (Antiguo Testamento) escrito por el doctor Emilio Antonio Núñez. Estaba apenas en los básicos (secundaria como se le llama en otros países) cuando dicho libro llegó a mis manos. Tendría unos trece años. Debo confesar que entendí muy poco de lo que leí, pero me cautivaba percatarme de la amplitud de los estudios bíblicos y teológicos. Desde entonces he estado en un contacto cercano con la teología latinoamericana.

Puesto que mi preparación a nivel de licenciatura fue bastante amplia, leí libros sobre una variedad de temas. Posiblemente el libro que más influyó en mí durante esa época fue La teología del siglo XX escrito por Rosino Gibellini. Me ayudó mucho a entender el estado actual de la teología y a percatarme del influjo de la teología europea en América Latina. Durante mis estudios de maestría y antes de iniciar estudios doctorales centré mi atención en el Antiguo Testamento. El libro Teología del Antiguo Testamento: Un juicio a Yahvé; Testimonio, disputa, defensa por Walter Brueggemann me ayudó a ver las múltiples y complejas relaciones entre los estudios bíblicos y los estudios teológicos.  

En el área del Nuevo Testamento estoy en deuda con Señor Jesucristo: La devoción a Jesús en el cristianismo primitivo. Esta obra monumental escrita por Larry W. Hurtado es un modelo de erudición al más alto nivel. La metodología es clara y aplicada de forma consistente. La evidencia es analizada de forma detallada y justa. El diálogo con otros estudiosos es riguroso. Pero lo que más me impresionó del libro fue su originalidad. Es muy difícil hacer una contribución única y significativa que cambie el rumbo de todo un campo de estudio. Dicho libro hace exactamente eso. Provee una forma novedosa de ver los orígenes del cristianismo.

    Fragmento del Evangelio de Juan

    El fragmento de San Juan (Papiro P52, expuesto en la Biblioteca John Rylands). La parte delantera contiene los versos18:31-33, en griego, y la parte de atrás contiene los versículos 37-38.

    ¿Cuál fue la inspiración detrás de “Savior of the World: A Theology of the Universal Gospel”?

    La idea general del libro nació hace más de una década. Mientras leía las influyentes propuestas de J. Louis Martyn, Wayne A. Meeks y Raymond Brown me di cuenta de que era posible ofrecer una interpretación alternativa. Ellos básicamente argumentaban que el Evangelio de Juan fue el producto de una comunidad sectaria que estaba aislada y en conflicto con el judaísmo de la época, otras vertientes cristianas como las comunidades paulinas y el mundo mismo. Para Meeks, por ejemplo, el lenguaje dualista del Cuarto Evangelio podía interpretarse como una forma de señalar dicha actitud sectaria. Martyn, por su parte, sugería que la sanidad del ciego de nacimiento en Juan capítulo 9 no era un relato histórico sino una especie de alegoría acerca de la forma en la que las comunidades joaninas o joánicas fueron expulsadas de la sinagoga a finales del primer siglo.

    Prácticamente cada persona que escribía acerca del Evangelio de Juan daba por sentado que esta reconstrucción histórica debía informar y guiar nuestra lectura del texto. No me alcanzaba el tiempo en aquella época para proveer un análisis cuidadoso de dicha propuesta ni mucho menos para sugerir una forma nueva de describir a los grupos asociados con el Evangelio de Juan. Algunos años más tarde, tendría el tiempo y las energías para escribir dicha propuesta.

    Me preocupaba las implicaciones del “paradigma sectario”. Si Juan fue escrito por comunidades sectarias, ¿cómo hemos de entender la misión de la iglesia hoy día? Si Juan fue escrito en varias etapas de redacción que muestran diversos niveles de alejamiento del judaísmo, ¿cómo hemos de utilizar hoy el Evangelio de Juan de tal forma que no caigamos en el antijudaísmo que tanto daño le hizo a la iglesia en el siglo veinte? Si la teología de Juan riñe con la paulina, ¿cómo hemos de leer las Cartas de Pablo? En Savior of the World no me fue posible responder a tales preguntas. Me limité a ofrecer una forma alternativa de imaginar las así llamadas comunidades joánicas basado en un estudio más amplio del lenguaje de la forma final del Evangelio de Juan.

    ¿Cómo fue su proceso de investigación y escritura para este libro? ¿Enfrentó algún desafío al escribir este libro?

    Investigar y escribir el libro me llevó varios años. En el año 2016 recibí una invitación para asistir a la reunión anual de la Studiorum Novi Testamenti Societas en Montreal, Canadá. Aunque ya tenía algunas ideas escritas, esta invitación me obligó a preparar un ensayo más coherente para poder presentarlo en forma de ponencia. La SNTS es la sociedad para el estudio del Nuevo Testamento más importante en mi campo. Solamente se puede asistir por invitación y la membresía está restringida a quienes tienen una amplia trayectoria en el campo. Dentro de la audiencia se encontraban dos luminarias de los estudios del Evangelio de Juan. Me refiero a Paul Anderson y Johannes Beutler. Motivado por la buena recepción de la ponencia en la conferencia, logré completar el primer borrador del libro en el 2017. A finales de año, pedí a Johannes Beutler leer el manuscrito. Para mi sorpresa, él aceptó y completó la tarea de forma rápida y eficiente. Dediqué el siguiente año para dar la forma final al manuscrito y prepararlo para presentarlo como una propuesta de publicación. En eso estaba cuando recibí un correo electrónico de Carey Newman (en aquel entonces él era editor con Baylor University Press). Me comentó que estaba al tanto de mi trayectoria académica y me animó a algún día publicar con Baylor. Casi de inmediato le envié el manuscrito del libro. Después de algunos intercambios con él, envié la propuesta formal. El manuscrito fue sometido a una revisión por pares. Recibí comentarios y sugerencias tanto de la editorial como del revisor. Después de incorporar las correcciones finales, el manuscrito quedó en manos de la editorial. Ellos se encargaron del título, portada y la edición.

    El desafío más grande que enfrenté fue encontrar una fuente en particular. Durante la etapa de investigación, descubrí que alguien había escrito una tesis doctoral para la Universidad Gregoriana de Roma en 1964, titulada “Perspective universelle du salut selon le quatriene Evangile” (Perspectiva universal de la salvación según el cuarto Evangelio). Este descubrimiento ponía en riesgo mi proyecto. Si alguien ya había desarrollado la tesis que yo proponía, no tenía caso publicar un libro acerca de ello. Me fue imposible conseguir copia de la tesis. La Universidad Gregoriana no tenía copia digital y no tenían los recursos para producir dicha copia y enviármela. Tuve que viajar a Roma para poder leer la tesis en su forma impresa. Descubrí que la tesis de 1964 tenía un argumento diferente al mío. Durante mi estancia en Italia también logré visitar la biblioteca del Pontificio Istituto Biblico (Pontificio Instituto Bíblico) y la Biblioteca del Vaticano. Fue allí, bajo los techos cubiertos de exquisitos frescos con motivos bíblicos, en donde escribí la primera introducción del libro.

    ¿Cuál es el mensaje principal que quiere transmitir con el libro?

    Un estudio detallado del lenguaje del Evangelio de Juan revela que el mensaje del texto tiene tintes universales. Referencias al “mundo”, “todos”, por ejemplo, deja ver que el autor del Evangelio quería comunicar un mensaje que fuera recibido por varias audiencias. Jesús interactúa con judíos, samaritanos, romanos y griegos en este Evangelio. Juan utiliza varias técnicas literarias para comunicar la universalidad de Jesús, especialmente a través del uso del Antiguo Testamento. Si prestamos la debida atención a esta evidencia, estamos obligados a revisar la tesis que sostiene que el texto, el autor, y los primeros lectores tenían una mentalidad sectaria. Al contrario, sugiero que Juan escribió un texto abiertamente universal para invitar a quienes primero leyeron su Evangelio a continuar su participación en la misión global de Dios en Cristo.

    ¿Cuál es la visión del Jesús de Juan que se presenta en el libro?

    Juan presenta a Jesús como el salvador del mundo. Él ha venido a esta tierra para reclamar lo que ha sido suyo desde el principio. El gobernador de este mundo ha venido para matar, robar y destruir, pero Jesús fue enviado para dar vida a toda su creación. El gobernador de este mundo es un rey ilegítimo que busca regir el mundo con falsedad. Lo que él ofrece es una ilusión peligrosa que muchos aceptan como la verdad. Sin embargo, Jesucristo ha venido como la luz de este mundo para revelar la verdadera realidad. Juan, además, presenta a Jesús como un ser humano. La Palabra (tradicionalmente Verbo) de Dios que se ha hecho carne comparte y se solidariza con la fragilidad y las luchas de los seres humanos. Jesús llora por el fallecimiento de su amado amigo Lázaro, se cansa de caminar, es sometido a castigos físicos durante su pasión, experimenta rechazo por parte de los suyos. Pero a la vez, Juan describe de forma explícita la condición divina de Jesús. El autor anuncia en los primeros versículos de su Evangelio que la Palabra era Dios. En los discursos de despedida, Jesús mismo le dice a Felipe que si le ha visto a él, ha visto al Padre. En la oración que antecede a la pasión notamos que el Padre y el Hijo comparten la misma gloria desde antes de la fundación del mundo. Contrario a lo que argumentó Ernst Käsemann, de que la cristología del Evangelio de Juan era quasi docética, me parece que el evangelista presenta una cristología alta arraigada en la humanidad de Jesús.

    ¿Cómo la victoria de Jesús sobre el mundo legitima la misión global de los discípulos?

    Al final de los discursos de despedida ante un grupo temeroso de discípulos que acaban de escuchar que el Hijo será humillado, juzgado, maltratado y finalmente crucificado, Jesús afirma que ya ha vencido al mundo. A diferencia de los Evangelios Sinópticos que incluyen varias historias de exorcismos, el Evangelio de Juan no incluye ninguna de esas historias. Me parece que la razón de dicha ausencia no es un desconocimiento de los sinópticos por parte de Juan. Tiene que ver, más bien, con la perspectiva que adopta Juan. Para él, la cruz de Jesús representa un exorcismo cósmico, porque cuando el Hijo es levantado de esta tierra, el gobernador de este mundo es derrotado. No es simplemente “expulsado” de una persona sobre la cual ejerce control; es “expulsado” de esta creación que no le pertenece y a la que tiene dominada con falsedades, odio, oscuridad y muerte. Desde esta perspectiva, los discípulos participan de una misión de la que ya conocen su resultado escatológico. Cada uno de sus esfuerzos misioneros que en muchos casos terminó en la cárcel o incluso la muerte debe verse dentro de esta perspectiva de triunfo escatológico.

    ¿Cómo el Espíritu continúa el ministerio de Jesús a través de los discípulos y en qué forma esta obra puede transformar el mundo?

    Juan tiene una de las pneumatologías más desarrolladas de todo el Nuevo Testamento. Con esto quiero decir que las descripciones acerca de la persona y obra del Espíritu Santo son más numerosas y detalladas que en otros libros de la Biblia. Quienes siguen a Jesús lo hacen en el Espíritu Santo. Sin embargo, en el primer siglo las tensiones étnicas amenazaban con minar la unidad y, ultimadamente, la misión del cuerpo de Cristo. Juan, me parece, refleja algunas de estas tensiones. Cuando Jesús encuentra a Nataniel, éste pregunta si algo bueno puede salir de Nazaret. Cuando Jesús dialoga con la mujer de Sicar, ésta le hace ver que judíos y samaritanos no pueden convivir. Aquellos que se oponen a Jesús le insultan utilizando una designación étnica, puesto que le acusan de ser samaritano y de tener un demonio. Incluso Poncio Pilatos, un gobernador romano, pregunta con ironía durante el interrogatorio de Jesús, si acaso él es un judío. A la luz de estas fuertes tensiones étnicas, ¿cómo es posible que judíos, samaritanos, griegos, romanos puedan adorar juntos como cuerpo de Cristo?

    El Evangelio de Juan es el único de los cuatro evangelios que enfatiza el “amor”. Este evangelio es el único que omite referencias a la institución de la última cena y en su lugar describe a Jesús lavando los pies de sus discípulos y dándoles un mandamiento nuevo. Por si fuera poco, Juan es el único Evangelio que enfatiza la idea de unidad entre el Padre y el Hijo, pero también entre sus seguidores. Para Juan, la misión de la iglesia en el poder del Espíritu Santo se lleva a cabo por medio de comunidades multiétnicas que han logrado superar las tensiones culturales por medio del amor cristiano y el servicio mutuo. Solo esas comunidades están capacitadas para mostrar al mundo que una realidad diferente es posible. Es por ello por lo que pienso que en el Evangelio de Juan uno de los roles más importantes del Espíritu es la santificación. Su obra santificadora se da en contextos multiculturales. Es fácil imaginar que en contextos multiétnicos quienes siguen a Jesús necesitan de los frutos del Espíritu: paz, paciencia, bondad, benignidad, entre otros.

    Finalmente, ¿Qué consejos le daría a los jóvenes que están interesados en explorar temas teológicos?

    Para mí fue clave explorar temas teológicos en un contexto académico formal. Tenía la oportunidad de probar ideas teológicas en trabajos y ensayos que luego eran leídos y evaluados por personas con mayor experiencia que la mía en el estudio de la teología.

    El estudio de la teología requiere una inversión importante de tiempo y recursos. Aunque cada cristiano y cada cristiana están llamados a explorar temas teológicos, el estudio formal de la teología debe tomarse con la seriedad que se toma el estudio de una carrera técnica, profesional o científica. La dificultad radica en el hecho de que hay pocas oportunidades y trabajos formales que requieren el tipo de preparación que demanda el estudio formal de la teología. Quienes nos hemos dedicado a la teología debemos estar dispuestos y preparados a trabajar también en otras áreas remuneradas de ministerio.

    Desde mi punto de vista, es muy importante conocer, leer e interactuar con quienes han escrito y están escribiendo teología desde América Latina y desde contextos latinos en los Estados Unidos. Por un lado, algunas de las ideas teológicas más originales y fascinantes que he leído han sido escritas en dichos contextos. Por otro lado, debemos mantener nuestro compromiso con nuestras propias raíces y cultura. Sin ánimo de demeritar la teología producida en Europa o los Estados Unidos, la teología latina y latinoamericana poseen una vitalidad distintiva que tiene el potencial de nutrir el ser y que hacer de la iglesia contemporánea global en el presente y en el futuro.

    Savior of the World: A Theology of the Universal Gospel (2019) desafía la idea de que el Evangelio de Juan es un texto sectario. Carlos Raúl Sosa Siliezar muestra que el Jesús de Juan no pertenece a una sola comunidad, sino que vino para todos. Analiza pasajes clave que presentan a Jesús como Salvador universal y legítimo dueño de la creación. Juan lo presenta como el judío de Nazaret, el Salvador del mundo, enviado del único Dios para traer luz a un universo de oscuridad. Su misión inclusiva, sostenida por el Espíritu, llama a los discípulos a expandir el amor de Dios a toda la humanidad.

    Te puede gustar