Por último, como acompañantes de la persona que está en duelo, sea en calidad de consejeros, pastores, líderes, familiares o amigos, debemos respetar la forma en cómo la persona en sufrimiento expresará su dolor. Así como cada ejemplo visto anteriormente vivió su duelo y se le respetó su tiempo, en el presente se debe aprender a respetar al doliente y no interponer creencias, costumbres, religión y cualquier otra cosa que perturbe la necesidad primordial de una persona en duelo: llorar, lamentarse y estar de luto, tal como Abraham, José y el pueblo de Israel lo hicieron.