La soberanía de Dios no debe ser una prisión
Jesús nos invita a llevar su liviana carga en lugar de sobrecargar a las personas cansadas con conceptos sin consuelo y empatía.
Jesús nos invita a llevar su liviana carga en lugar de sobrecargar a las personas cansadas con conceptos sin consuelo y empatía.
Es viernes y te invitamos a un café ¿cómo lo prefieres? Expreso, Latte, Capuchino, Mokaccino, Macciato, tómalo como más te guste, pero siempre en compañía de una buena conversación en Café, Cultura y Cristianismo.
a amistad requiere unidad, afecto y compromiso de las partes. Por ello, se nos invita a no solo ser de bendición con el otro o, específicamente con el amigo…
Cuando se habla de la sucesión de responsabilidad en el manejo de las empresas familiares las estadísticas a nivel general revelan que tres de cada diez compañías logran desarrollarse en una segunda generación y, de estas tres, solo una llega a la tercera.
Existe una cultura de amor propio, de ser feliz a cualquier costo, de amarse a uno mismo para poder amar a los demás, entre otras muchas afirmaciones. ¡Se nos está entregando en bandeja de plata el control de nuestras vidas! Eso parece fantástico, pero ¿cuál es el problema? El problema está en que con esta entrega se nos está llamando a tener un exagerado amor por nosotros mismos, a buscar nuestro bienestar sin importar a qué tengamos que recurrir para lograrlo y, más que todo, a poner a Dios fuera de la historia.
En ese pesebre duerme Jesús, el Salvador prometido, necesitado y aclamado. Aquel que reconcilia a Dios y a los hombres, a la eternidad con el tiempo, a lo infinito, con lo finito. En sus manos y su voz trae esperanza y paz, y con ellas perdón y salvación.
Para muchos filósofos y escépticos aquí está el problema: ¿encarnarse para morir? ¡Qué contradicción! ¡Mísera esperanza! Sin embargo, el Dios encarnado, Jesús, no solo entra en contacto con la humanidad sufriente de forma especial, sino que al mismo tiempo sufre, experimenta en su ser la realidad del dolor, creando (noten, otra vez, el acto creativo y libre) una comunión e identificación sin comparación.
¿Cuál es, entonces, el estímulo y motivo para seguir a Jesús sin doblez ni engaño? Su amor, solo su amor. No el temor al castigo por fallar, sino el sabernos aceptados por su gracia. Este es el fundamento de la moralidad cristiana.
El gesto de Dios es el de perdonar y de amar la vida oscura de Caín, porque Dios no se rige bajo el signo del hermano asesino, sino bajo el signo del amor, del perdón y la vida.
En su momento nuestro castillo cumplirá su propósito, y no debemos olvidar que siempre el futuro de Dios será mejor, incluso si nuestro nuevo castillo no es tan bueno como el anterior.
El mensaje de la gracia es maravilloso: el amor de Dios llega a nosotros sin costo alguno de nuestra parte. Su gracia se manifiesta de distintas formas, y una de estas es a través del perdón.
Sin embargo, ser padres es un llamado mucho más grande y profundo: es el llamado a mostrar el amor de Dios a los hijos que él nos dio para criar.