En compañía del crucificado resucitado
La victoria de Cristo en el Getsemaní y en la cruz muestran en la resurrección el realce total y el poder victorioso sobre los poderes de este mundo.
La victoria de Cristo en el Getsemaní y en la cruz muestran en la resurrección el realce total y el poder victorioso sobre los poderes de este mundo.
Cristo se ha acercado a nuestra soledad entregando su vida. Y solo basta nuestra fe para recibir su compañía.
El viernes santo no es solamente el padecimiento del Cristo, sino el padecimiento de este mundo en el crucificado que carga sobre sí la fuerza de las palabras mundanas.
Jesús no podía salvarse a sí mismo, no por algún impedimento físico, sino por un imperativo mayor: el amor.
Fuimos llamados a enseñar a otros a estar parados al pie de la cruz y contemplar con gratitud el sacrificio del Señor desde nuestros campos de enseñanza.
Nuestras creencias van más allá de un cuerpo clavado en una cruz, un símbolo de tragedia. Nuestra fe hace nido en una tumba vacía, un símbolo de asombro, certeza y de alegría. La tumba no pudo retener a Cristo. Ese lugar quedó vacío y nos trajo la esperanza que toda tragedia que vivimos será convertida en gozo.
Cuando pensamos “Jesús vive”, ¿qué sentimos y pensamos? Cuando pensamos “Jesús vive”, ¿acaso desbordamos de amor hacia el Padre? Cuando pensamos “Jesús vive”, ¿acaso desbordamos de amor hacia el prójimo? Cuando pensamos “Jesús vive”, ¿acaso arde nuestro corazón?
Es viernes y te invitamos a un café ¿cómo lo prefieres? Expreso, Latte, Capuchino, Mokaccino, Macciato, tómalo como más te guste, pero siempre en compañía de una buena conversación en Café, Cultura y Cristianismo.
La humanidad acostumbrada al dolor y a la desesperanza pone sus ojos en la tumba. El cuerpo de Jesucristo, pasivo, descansa en paz. “¡Ahí está, oh muerte, tu victoria!”, exclaman algunos. El futuro sigue siendo gris, pero de una manera sorprendente algo pasa tras el escenario, donde los espectadores puede que no vean lo que realmente sucede. El escenario principal no es donde ellos creen. El final de la escena no está en la tumba, porque la tumba está vacía.
Para muchos filósofos y escépticos aquí está el problema: ¿encarnarse para morir? ¡Qué contradicción! ¡Mísera esperanza! Sin embargo, el Dios encarnado, Jesús, no solo entra en contacto con la humanidad sufriente de forma especial, sino que al mismo tiempo sufre, experimenta en su ser la realidad del dolor, creando (noten, otra vez, el acto creativo y libre) una comunión e identificación sin comparación.
En esta ocasión Gonzalo Chamorro junto a Hugo Morales y Guillermo D. Taylor dialogan sobre la relevancia de la celebración de la Semana Santa para el mundo cristiano. Este es un episodio especial de Fe y Actualidad.
Te invitamos a contestar la pregunta del día: ¿Tiene algún efecto moral y espiritual la celebración de la Semana Santa?
Así que, Dios crea de la nada con su Logos. Su poder se manifiesta no solo en la hermosura de su creación, sino también en la relación que establece con ella. Crea lo que él considera que es bueno, con las condiciones exactas para que el culmen de su creación, el ser humano, habite, se desarrolle y se relacione con él llevando su imagen e imitándolo.