El poder de la mente
Nosotros, al igual que nuestro Señor, necesitamos estar conectados tanto con el Padre como con su Hijo para tomar decisiones correctas y andar por el camino que tenemos que andar.
Nosotros, al igual que nuestro Señor, necesitamos estar conectados tanto con el Padre como con su Hijo para tomar decisiones correctas y andar por el camino que tenemos que andar.
La confianza y la esperanza son conceptos ligados al sufrimiento. Recordar que el cristiano tiene la esperanza puesta en aquel que tiene poder para levantar a los muertos es la mayor declaración de garantía que puede haber en medio de situaciones de dolor y sufrimiento.
«… Cipriano relaciona la fe con la virtud de la paciencia, y dice que “cuando los cristianos la hacen visible y actúan conforme a esta virtud, revelan al mundo la naturaleza de Dios”. Nosotros, al igual que Cipriano, debemos decir: “En esta época de crisis, los cristianos no hablamos de cosas grandes (virtudes como la perseverancia y la paciencia), sino que las ponemos en práctica”».
Hermano, «la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús» (Fil 4:7). Recordemos las palabras de san Agustín: «Confiemos el pasado a la misericordia de Dios, el presente a su amor y el futuro a su providencia. Descansemos en el Señor quien tiene el control y el cuidado de nosotros».
Este tiempo de cuarentena/Cuaresma es una oportunidad para detenernos y escuchar en el silencio la voluntad de Dios. Quizás nuestros cultos y actividades (¿sobre todo en Semana Santa?) han ahogado con sus celebraciones de «adoración» el «suave murmullo» de la manifestación de Dios o la voz del silencio divino.
El mensaje de la gracia es maravilloso: el amor de Dios llega a nosotros sin costo alguno de nuestra parte. Su gracia se manifiesta de distintas formas, y una de estas es a través del perdón.
«El ser padre ha hecho muchísimo más por mí y mi relación con Dios que lo que jamás yo podría hacer por mis hijos. ¡Solo esto es más que suficiente para afirmar que la paternidad es una bendición inmensurable!».
Aunque se piense que las mujeres son una pieza clave en el hogar, se cree necesario indicar que la influencia que tiene un padre es innegable. De hecho, la ausencia de este acarrea graves consecuencias, las cuales pagará la hija desde la niñez hasta la edad adulta.
En otras palabras: sin pesebre no hay cruz, sin cruz no hay muerte, sin muerte no hay tumba, sin tumba no hay resurrección, y sin resurrección no hay salvación.
¡El Dios eterno e infinito, en la persona divina del Verbo, quiso nacer como un bebé! ¡Se convirtió en un paquetito de vida y amor envuelto en pañales y acostado en un pesebre! Fue Dios que dormía en ese pesebre, pero no fue Dios Padre ni fue el Espíritu Santo, sino que fue el Verbo que desde la eternidad quiso nacer entre nosotros. Eso es lo que celebramos cada año en la Navidad.
Solamente condenar y criticar la cultura no está bien, ni tampoco está bien solo consumirla y copiarla. Todo esto hay que hacerlo, ejerciendo criterio para saber qué condenar y qué copiar o cuándo criticar y cuándo consumir. No obstante, la meta debería ser la transformación de las culturas y la creación de nuevas que reflejen los valores del reino. ¡Ojalá la iglesia cristiana pueda hacer esto, ya que el poder del evangelio sí es capaz de hacerlo!
Considerando que cada generación de cristianos debe responder a sus propios desafíos, el artículo tiene la intención de resaltar la naturaleza del hecho de ser mujer, madre y la elección de ser sierva de Dios desde una perspectiva cristiana. María, la madre de Jesús, y la narrativa evangélica nos ayudará a reflexionar sobre esto.